La edición de audiovisuales cargados de optimismo de vecinos de Laracha, se ha convertido en una excelente forma de poner una nota de ternura ante la crisis sanitaria. La responsable de ello es Sandra Añón González, argentina de nacimiento y larachense por adopción. Sus padres gallegos emigraron al país del tango hace muchos años y la vuelta a la casa familiar de Gabenlle sucedió hace casi veinte.
Sandra es especialista en informática y además, óptica. Pero su pasión es el bordado. Por ello tiene una pequeña empresa de diseño de este arte que luego traslada a su máquina. Desde Dubidu Creaciones, nombre de su firma, ealiza todo tipo de trabajo que se pueda hacer con hilos: logos y dibujos para aplicar a cualquier prenda. Pero ello no es todo. Imparte clases de matrices y patrones de bordado a distancia a través la informática. «Las personas de confianza me tocan el timbre de casa y las que están a dos mil kilómetros me escriben para solicitarme información de informática o de bordado», nos cuenta.
En Laracha y más allá…
Los vídeos que edita Sandra comenzaron como una sorpresa que organizó un grupo de madres y padres para regalarle a la profesora de su hijo y de sus compañeros de clase del CEIP Otero Pedrayo. Así fue su retorno a la edición informática. Pero luego llegó el coronavirus. «El peque me decía `¿mama ahora que no podemos ir al cole ni al parque, cómo puedo ver a los otros niños?´.Y pensé que había que buscar una solución a su preocupación», recuerda Sandra.
En el confinamiento comenzó a invitar a sus contactos a través de las redes sociales para que enviaran fotos y vídeos caseros con la finalidad de editarlos y publicarlos. Luego se sumaron asociaciones, comercios y otras personas a quienes les pareció una buena idea dar un mensaje de optimismo desde Laracha ante esta situación tan atípica. «Me enviaron tanto material que pude editar cuatro vídeos. Ahora ya tenemos ocho. El último el de Felices Pascuas», dice con satisfacción. (puede verse debajo)
«Para mí es un entretenimiento. Ahora mismo estoy sin trabajo, como tanta gente. Pero, de momento, si le quito una sonrisa a quien vea los vídeo, pues ya estoy más que satisfecha. Al fin y al cabo, también era justo que no fuera sólo mi niño el que vea a los vecinos, compañeros y amigos», asegura.
Un familia divertida
Actualmente, el hogar de Sandra está compuesto por su padre Manolo, su hijo Carlos «y mamá que está en nuestros corazones», afirma. Los integrantes de la familia se llevan una media de 38 años entre unos y otros por esa razón «podemos pasar en menos de cinco minutos de escuchar al abuelo contar lo que no comió en el barco cuando marcho para América, a enterarte del último capítulo de Bob Esponja. Y yo en el medio, claro», detalla entre risas.
«La suerte que tengo -agrega- es que todos tiramos para el mismo lado y como dice mi niño: `el abuelo siempre tiene la ultima palabra´, mientras que el abuelo responde `aqui se hace lo que diga tu madre´. Es muy divertido escucharlos». Y para poder comprobarlo, Sandra prometió invitar a este medio de comunicación a tomar mate argentino en su casa de Laracha. Cuando el coronavirus sea ya un mal recuerdo, con el optimismo reforzado, allí estaremos.